Los cinco principios que implican este cambio son:
• Puesta en práctica de soluciones renovables, especialmente con sistemas energéticos descentralizados.
• Respeto de los límites naturales del medio ambiente.
• Desmantelamiento de fuentes de energía sucia y no sostenible.
• Mayor equidad en el uso de los recursos.
• Desacoplamiento del crecimiento económico del consumo de los combustibles fósiles.
Los sistemas descentralizados de energía, donde se producen electricidad y calor cerca del uso final, evitan el derroche actual de energía durante su conversión y distribución.
Estos serán el centro de la revolución Energética, como también lo será la necesidad de proporcionar electricidad a los dos mil millones de habitantes del mundo que todavía tienen denegado el acceso a ella.
Para hacer realidad la revolución energética y evitar los peligros del cambio climático, Greenpeace exige al sector energético:
• Poner fin a todas las subvenciones a los combustibles
fósiles y a la energía nuclear.
• Establecer objetivos de cumplimiento obligatorio para
las energías limpias.
• Otorgar beneficios definidos y estables a los inversores
en energías limpias.
• Garantizar el acceso prioritario a la red para los generadores
de energías limpias.
Fuente: Greenpeace